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Un Padre Lejano

Kevin y Anna se conocieron en la universidad. Eran jóvenes, llenos de sueños y esperanzas. Se enamoraron y decidieron construir una vida juntos. 

Tuvieron dos hijos, Oliver y Emily, que se convirtieron en el centro de su universo. Pero con el tiempo, las cosas empezaron a cambiar. Las diferencias que antes parecían insignificantes comenzaron a crecer. Las discusiones se volvieron más frecuentes y más intensas. Finalmente, después de muchos años juntos, decidieron que era mejor separarse.

Anna, herida y enojada por la ruptura, decidió mudarse a otra ciudad con los niños. Kevin, desesperado por mantenerse en contacto con sus hijos, intentó luchar por su derecho a verlos. Pero las circunstancias eran complicadas y la distancia se convirtió en un obstáculo insuperable.

Los días se convirtieron en semanas, las semanas en meses, y Kevin se encontró atrapado en un mundo sin sus hijos. Cada día era una lucha, un recordatorio constante de lo que había perdido. Pero a pesar de la tristeza y la desesperación, Kevin nunca dejó de amar a sus hijos. 

Escribía cartas, enviaba regalos, hacía todo lo posible para mantenerse presente en sus vidas, incluso desde lejos. Y aunque la separación fue dolorosa, Kevin nunca dejó que eso afectara la imagen que sus hijos tenían de él. Siempre les hablaba con amor y respeto sobre su madre, y les aseguraba que, a pesar de las circunstancias, ambos padres los amaban.

Con el tiempo, Kevin esperaba que las cosas cambiaran, que las heridas sanaran y que pudiera volver a ser parte de la vida de sus hijos. Pero hasta entonces, se aferraba a la esperanza y al amor que sentía por Oliver y Emily, porque sabía que, a pesar de todo, siempre serían su familia.

Kevin  comenzó a asistir a grupos de apoyo para padres separados, buscando consuelo y comprensión en las experiencias compartidas. También se volvió más activo en su comunidad, participando en eventos locales y haciendo trabajo voluntario. Aunque nada podía llenar completamente el vacío que dejaron sus hijos, estas actividades le dieron un propósito y le ayudaron a sobrellevar el dolor.

Mientras tanto, Oliver y Emily también luchaban con la separación. Aunque eran jóvenes, podían sentir la ausencia de su padre. Las cartas y los regalos de Carlos eran un consuelo, pero no podían reemplazar su presencia física. 

Sin embargo, a pesar de la distancia, el amor de Kevin por sus hijos nunca flaqueó. La historia de Kevin es de lucha y de esperanza por ver crecer a sus hijos. 

Aunque la separación fue dolorosa, nunca dejó que eso definiera su relación con sus hijos. A través de su perseverancia y su amor inquebrantable, Kevin demostró que, a pesar de las circunstancias, el amor de un padre por sus hijos nunca muere.

                                                                   Por Adelbert

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